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Desmotivación: cómo reconocerla y qué hacer cuando no tienes ganas de nada

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Sentirte desmotivado no significa que seas flojo o que te falte fuerza de voluntad. Muchas veces, detrás de la desmotivación hay causas reales como el estrés, el agotamiento, una etapa de cambios o incluso condiciones de salud mental como el trastorno de adaptación o la depresión. La buena noticia es que existen herramientas para recuperar el rumbo, aun cuando no tengas energía o ganas. En esta guía práctica, te mostramos por qué podés sentirte así y cómo podés empezar a salir de ese estado paso a paso.


 ¿Por qué te sientes tan desmotivado? 

  1. Cambios vitales estresantes (mudanza, pérdida, ruptura, nuevo trabajo o estudio) pueden generar bloqueo o fatiga emocional.

  2. Trastorno de adaptación: Cuando no podés retomar la rutina ni sentirte como antes luego de un gran cambio.

  3. Estrés tóxico: El estrés constante e incontrolable drena tu energía y deja poco espacio para motivarte.

  4. Sentirte abrumado por tareas, pendientes o responsabilidades puede paralizarte.

  5. Poca conexión con actividades placenteras o significativas: Sin entusiasmo, tu cerebro no encuentra razones para "moverse".

  6. Agotamiento físico, emocional o cognitivo: El burnout laboral o personal mata la motivación desde la raíz.

  7. Falta de tiempo para vos: si todo tu día es para otros, es probable que te apagues.

  8. Rigidez mental o perfeccionismo: “Si no puedo hacerlo perfecto, ni lo intento”. Este pensamiento frena cualquier acción.

  9. Evitar emociones difíciles asociadas a ciertas tareas (ansiedad, inseguridad, miedo al fracaso).

  10. Síntomas depresivos: Cuando la desmotivación viene acompañada de tristeza, fatiga persistente, culpa o apatía total, es hora de pedir ayuda.



 ¿Qué puedes hacer cuando la motivación se va? Estrategias clave:

  1. Divide objetivos grandes en tareas pequeñas Tu cerebro procesa mejor los logros concretos. Reduce la ansiedad dividiendo metas y celebrando cada paso.

  2. Conecta tu cambio con algo que te importe Motivarte por salud está bien. Pero motivarte para jugar con tus hijos, volver a leer, manejar mejor tu enfermedad o sentirte con energía es mucho más poderoso.

  3. Planifica los errores y días bajos Si llueve, si estás agotado, si no tienes tiempo: ¿Qué versión mínima de tu hábito puedes hacer igual? Eso evita caer en el “todo o nada”.

  4. Muévete aunque no tengas ganas El ejercicio físico estimula la dopamina. Es un reinicio mental y emocional, incluso si solo haces estiramientos suaves.

  5. Pide ayuda profesional si lo necesitas La depresión no siempre se ve como tristeza. A veces es apatía, fatiga o desconexión total. Si te sentís así por semanas, buscá apoyo terapéutico.

 
 
 

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